¿Qué pasa con los lazos que nos unen como animales a la tierra, a la naturaleza?Sólo somos una minúscula parte de este maravilloso entramado y estamos provocando su destrucción: el animal más destructivo y devastador ha sido y es sin duda el ser humano.... pero vivimos inmersos en una falsa ilusión de felicidad y progreso que nos han metido en la cabeza a cambio de meras baratijas que por supuesto no llevaremos ni disfrutaremos cuando nuestro efímero y mortal cuerpo vuelva a la tierra de la que procedemos. Por supuesto el truco está en ignorar esta última y dolorosa verdad soñando con una inmortalidad que paradójicamente sólo puede ser parcialmente alcanzada si somos capaces de seguir dando vida a nuevas generaciones de humanos en este planeta. Misión imposible dicen algunos. Exageran dicen otros. Pero la madre tierra muestra señales inequívocas y como dice Saramago "Si puedes mirar, ve. Si puedes ver, repara." Y aquí es donde estamos fallando.
El complot que nos rodea es demasiado complejo: Vivimos en una democracia que no lo es, es un espejismo creado por los poderes fácticos, el poder financiero y mediático y la crisis actual ha revelado sus verdaderos entresijos. Sólo hay algo claro: el demonio de nuestros tiempos tiene nombre: dinero. Y el ser humano se ha vendido al pasajero placer y confort que proporciona haciéndonos olvidar lo verdaderamente importante en nuestro día a día. ¿Cuántas veces decimos que lo verdaderamente importante no se compra con dinero?
Y la pregunta del millón que todos nos hacemos es ¿y que voy a cambiar yo? Nada.
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PUES NO ES CIERTO. Hace unos días uno de tantos Quijotes de nuestros tiempos decía una frase que me recordó algo que tintinea en mi cabeza y me incomoda: los únicos que pueden cambiar el mundo son los jóvenes, nuestra generación está atrofiada, insensibilizada pero no podemos ocultar la verdad a nuestros jóvenes, no son tontos, no los hagamos tontos. Reconozcamos nuestra culpa, y así podremos transmitirles el gran reto. La clave está en recordar premisas que no son nuevas pero que no aplicamos por cobardía total y absoluta: Think globally, act locally. Pequeños gestos. En tu vida, en la educación de tus hijos, en tu trabajo (y si eres profesor/a tu responsabilidad/protagonismo es mayor). No es una carga, es el mayor reto en el que puedes participar y en mi caso, aunque a veces me siento un poco derrotada son más los momentos de satisfacción cuando mi conciencia descansa sientiendo una reconexión con la madre tierra a través de pequeños detalles como el calor del agua de mi ducha que ha sido calentada directamente por el sol. Cada día tropiezo con más y más gente que no tiene miedo a soñar con un mundo mejor y a exigirlo y a colaborar en ello con pequeños detalles. Fracasar es no intentarlo.
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